viernes, 6 de julio de 2018

Poemas de AZAHARES, Tributo a Miguel Hernández. Premio de Cooperación Cultural 2010

PREMIO DEL COOPERACIÓN CULTURAL DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CULTURA DE ESPAÑA.

AZAHARES, Tributo a Miguel Hernández


LUZ DE MI TIERRA


(A Miguel Hernández)
Nace Miguel
y se nace la luz
Mediterránea.
Levantino de espuma
que temprano germinas,
que pronto te floreces
entre este olor a tierra y clavelinas.
Eres larga sonrisa, 
sonriente acequia
que recorre los huertos,
que se comparte
y abres compartimentos,
puertas de piedra,
más pesadas que el tiempo,
más duras que la noche encarcelada,
y a la luz de alborada
vestida de azahares 
te derramas,
te rebosas,
te desbordas naranja
redondo entre marxales.
Tribunal de las aguas
son hoy tus versos
para esta lonja de la literatura,
rimas de libertad
sin armadura,
fuerza del Tramontana
Pueblerino de letras
por cátedra tendrás
grandes montanas.
Eres tronco de higuera,
Crece larga la hiedra entre tus dedos
agarrándose en firme a un verde campesino,
amarillo membrillo tiene el sol de tu boca,
tu voz será de plata 
no de metralla,
tu espíritu la luz
donde se topa
el rio con la fuerza de los rayos,
el algarrobo con el mar bravío.
Hoy se nace Miguel,
y en los cuatro costados
de este país de antaño y de gentío
que se lanza a las calles,
que vuela en griteríos,
que se viene y se va,
que se toma y se daca,
que se muda de rojo, de azul o sin sentido,
se han izado en lo alto
banderas memorables del recuerdo,
se han llenado de rimas
las barricadas de los que no están muertos,
se han exhumado
poesías subterráneas.
Hoy no nace Miguel,
Hoy se nace la luz
Mediterránea.


CANTO DE JOSEFINA

(A Miguel Hernández)
Este amor cosmológico,
inmenso, ilimitado
de fugaces encuentros,
que fecunda los campos
de estos dos cuerpos nuestros
enraizándose,
surcando los más profundos 
cadáveres del sueño,
despertando un océano
de simientes,
cimentándose en besos,
este amor de Vía Láctea,
de luna que se crece en mis adentros,
de sangre y barro
de tierra removida,
se está muriendo.
Se está muriendo 
por expandirse ancho
como la aurora,
por cortarse las venas 
y desangrarse en un pozo de pasiones,
por partirse los codos
camuflado en abrazos de roca 
o de arena
y proteger azules 
mis pechos de marea.
Este amor que se avanza
como las estaciones,
que se llueve en gemidos,
que se desnuda en troncos de perennes ausencias,
amor de otoño
o amor de primavera
al estallar los capullos de la espera,
se está muriendo.
Se está muriendo 
por una gota de agua de tus labios
que inunde esta sequía,
o que apague las brasas
de esta hoguera de estío 
que nos quema en el vientre, 
por convertirse en carne
morderse y desgarrarse
y devorarse lento.
Este amor de huracán,
que no de viento,
troncha los palmerales con caricias,
se azota entre las eras del deseo 
y deja a los molinos sin aliento.

Este amor que parece
que no se acaba nunca,
se morirá algún día,
se me irá de las manos,
como la luz del sol
se alejará en la sombra,
y dejará en el aire
impregnado su aroma
rojo de corazón,
como su fruta,
dulce como los higos
de la chumbera,
clavándome en el alma
sus espinas,
dejándome en la vida sus secuelas.

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