Alabe el universo
con el pálpito de las estrellas,
con la danza constante de los planetas
y el canto jubiloso
de sus colosos ángeles custodios.
Despierte la creación
en el eterno estadillo de la ciencia
y se expanda en su luz
el Espíritu Santo
mientras rescata,
del agujero negro de la muerte,
la redención divina
nuestras almas.
Alabe el universo con su voz cuántica
y haga vibrar la vida
en el eco infinito de su música.
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