jueves, 15 de agosto de 2024

Microrrelato. Justicia

 En el salón, un charco de sangre rodeaba la silueta del cadaver; la aguja que marcaba las doce se le había clavado en la sien; el péndulo y la caja aplastaban su cuerpo y los zapatos sobresalían por debajo del reloj de pared al que cada mañana daba cuerda. 

La funeraria confirmó que se debió a un  accidente doméstico, y al no hallar familiar a su cargo, decidió reutilizar el reloj como ataúd.

Mientras, en el bosque contiguo, un cucú con un ojo humano colgándole del pico, revoloteaba libre entre la flores.

jueves, 20 de junio de 2024

Microrelato 4. Meteorología del Amor


Para esta tarde se mantendrá la temperatura estable a excepción de los amantes que sufrirán una ola de calor entrada la noche.

Mañana se esperan rachas de viento de besos y caricias en la cordillera del deseo.

Durante el fin de semana se acerca una borrasca de riñas que vendrá acompañada de tormentas eléctricas y altas precipitaciones, pero que irá desapareciendo a lo largo de los días en claros de ternura y cielos despejados de malos entendidos.

martes, 18 de junio de 2024

Microrrelato 3. Suposición




El unicornio la miró con desilusión. Inocente y aterrada, la joven virgen, suplicaba clemencia. Arremetió contra ella y clavó su cuerno en el esternón de la doncella. Después abrió sus alas y alzó el vuelo hasta posarse en la cumbre de un pico montañoso para observar entusiasmado a un leñador que nadaba  desnudo por el río.

Microrrelato. Verde que te quiero verde



Las hojas son verdes porque son envidiosas.

Tienen celos del sol y del cielo, se revuelven de rabia y en cada enfado se mezcla el amarillo y el azul en sus mejillas.

Como tienen buena planta, son creídas y frescas. En el fondo, son unas inmaduras. 

Cuando se hacen mayores, se vuelven "viejas verdes" y cuchichean marranadas si pasa una mozuela por su lado.

Hay muchos detalles que no sabemos de las hojas. Y ellas tampoco, por eso están tan verdes.

lunes, 17 de junio de 2024

Microrrelato 1. Cambio de rumbo





Aquella masa de carne sudorosa emitía un olor atrayente. Por más que intentaba acercarme, un viento huracanado me arrebataba la trayectoria y me lanzaba contra las cortinas. Entonces tuve la idea de lanzarme en picado pero el zumbido de mi aleteo lo despertó, se giró de repente, se dió la vuelta y se tapo hasta las orejas. Estaba desesperada, tenía hambre y todo se ponía en mi contra. Observé, que por descuido, se había dejado un tobillo al aire libre y me lo gocé. Me puse las botas. La noche había sido dura, pero fructífera. Observé la luz de la mañana. El sol amanecía en morados ese día. Una luz fluorescente que deslumbraba mi entusiasmo. Sonreí y me dejé llevar por su destello. La explosión despertó a la víctima que en un chasquido se volvió verdugo.

lunes, 20 de mayo de 2024

Adoración

Como en el pétalo se integra la rosa,

y en la pluma caída asciende el vuelo de un pájaro en el cielo, 

o el guijarro contrae la cordillera en toda su grandeza,

o la gota de lluvia almacena un diluvio en su dulce descenso,

así en la eucaristía, tú te entregas.