En la elegancia del vuelo
danza tu cuerpo de azahar y almendra,
transito en el desierto
sobre el camello de tu vientre,
mudas la piel de la serpiente que ondula
tus caderas,
me hipnotizas con tus dedos de gasa,
con las alas de Isis que cautivan al sol,
sortija de tu ombligo.
Las pirámides de tu imperio encarnado
dan a la cámara de las constelaciones,
del jeroglífico con el que me deslumbras,
y me vuelvo el ladrón de tu viaje
al penetrar en tí y en tu misterio.
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