Escribo desde la celosía de mis ojos
por donde filtro el impacto de los días
y se empapa de ti el vuelo creativo del silencio.
Navego en el sepelio de creer que soy yo
quien dirige el rumbo hacia la noche
y me ciega la luz de una estrella fugaz
que expira su muerte en mi presencia.
El cielo es el papel de mis tachones,
letras de golondrina que habitan la estación del refugio del alma,
realidad de corchea y partitura
en la redonda trágica y su luna.
Todo lo que destila mi poesía
es la savia de una lengua extincta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario